René García Cañizares

El 13 de agosto del año 2002 en mi tercera visita a Cuba tuve la oortunidad de conocer a René el caricaturista de la plaza de la Catedral en La Habana conservo con cariño la caricatura que me regalo, la fotografía de la izquierda se la tomé mientras realizaba su trabajo, la fotografía de la derecha es más reciente y la hizo Miguel Saludes para ilustrar la noticia que copio a continuación
La Habana 13 de Agosto 2002 (Foto: Ramon Orga) LA HABANA -René, retirado por motivos de salud, hace caricaturas a los turistas para ayudar a la economía familiar. (Foto: Miguel Saludes)

HISTORIA
DDT, un semanario que hacía humor en serio

Miguel Saludes

LA HABANA, Cuba - Abril (www.cubanet.org) - En 1987 el semanario humorístico cubano DDT recibió en Italia el premio Forti di Marbi, en reconocimiento por ser la mejor publicación cubana de su tipo en aquellos momentos. La distinción no sólo fue justa, sino que en la Isla no ha existido desde entonces un tabloide que haya sido capaz de superar la calidad del humor que se facturó en aquellas breves páginas, desaparecidas desde hace algún tiempo de nuestros medios.

Palante, que es la decana del humor gráfico impreso en la etapa revolucionaria, aún continúa saliendo de manera irregular, pero su contenido mayoritariamente de carácter político nunca ha gozado de la popularidad que tuvo el DDT. El periódico Juventud Rebelde mantiene algunas tiras cómicas, remanentes de lo que fuera aquel tabloide, pero donde el peso de la crítica está concentrado en un humor ideológico, con fuerte dosis anti imperialista.

Pensaba en todo esto cuando hace un tiempo volví a ver a uno de los integrantes de aquel equipo de trabajo que hizo de la década de los ochenta y parte de los noventa la época dorada del DDT. Si a usted le hablan de René García Cañizares, quizás el nombre dicho de esta manera completa no le diga mucho. Pero si le hablan de René el caricaturista, y usted ha paseado por la vida durante algo más de treinta años, seguramente recordará aquel semanario que salía los miércoles lleno de dibujos y textos con un variado sabor satírico. Si en algo se caracterizaba era porque en él no predominaba el chiste político, sino más bien las alusiones al sexo, la crítica social y una amplia variedad de humor gráfico. Los escritos eran muy bien redactados y todavía se recuerda con agrado las colaboraciones del grupo Nos y otros, Barrios, entre tantos.

En un recodo de la Plaza de la Catedral, René disfruta y aprovecha su arte, haciendo retratos caricaturizados de los rostros de turistas, que se detienen ante él para comprobar su destreza o toman un refrigerio en las sillas de la cafetería el Patio. La triste enfermedad que desde hace años le mantiene postrado en una silla de ruedas no es obstáculo suficiente para que siga desparramando sobre el papel la gracia con la que un día hizo reír a muchos.

Con estos dibujos ocasionales René, quien recibe un retiro por su enfermedad, ayuda en la economía doméstica. Reconoce que sus hijos le apoyan, pero para él hay una razón más fuerte que le impulsa a ir durante las tardes a este céntrico lugar de La Habana, y es la necesidad de seguir trabajando en lo que ama. Algunos amigos y vecinos le auxilian en la nada fácil tarea de bajar los cuatro pisos donde vive con su madre en la misma parte vieja de la ciudad y acompañarle hasta su regreso al hogar.

Un día le abordé para ofrecerle mis saludos y el reconocimiento por la parte que le correspondió en aquellas páginas, junto con Ajubel, Aries, Carlucho o Manuel. Su voz, apenas audible, resumió sus sentimientos en una frase sencilla al decir que ésa fue una época maravillosa, de la cual no conserva nada más que el recuerdo. La fructífera labor, plasmada en las hojas del DDT, que atesoraba en su archivo personal fue destruida por un incendio fortuito cuando durante uno de aquellos apagones memorables una vela se viró provocando un pequeño incendio, y aunque no hubo pérdidas mayores que lamentar, toda su colección privada del semanario desapareció.

En la biblioteca Martínez Villena está conservada una buena parte de los ejemplares publicados desde de 1986 hasta 2001. Cuando se les recorre con la vista, aún los de fecha más reciente, es posible comprobar que el DDT tenía una personalidad propia y que en más de diez números consultados, la carga ideológica nunca fue predominante. .

Mirando algunas de las pinceladas vuelven a asomar la risa y los recuerdos llenos de nostalgia.

-¿Tu no eres promiscuo? Le dice una mujer al compañero de cama. -Yo no gano para eso, soy periodista. Es la mordaz respuesta.

Una manifestación porta carteles con signos de admiración. De pronto al grupo se une un individuo cuyo emblema es un signo de interrogación. Las pancartas quedan en el piso y la manifestación disuelta, mientras los que desfilaban parecen preguntarse con estupor el por qué un cartel diferente al suyo.

El sueño de Tolousse Lautrec. El célebre artista pasea con mirada indiferente ante las bailarinas de Can Can. Igualmente pasa, sin prestar atención, junto a los borrachos y mujeres de mala vida sentados en una mesa. Prefiere irse a casa a disfrutar la prensa. En los recortes de periódico pueden leerse noticias anacrónicas: una que la policía norteamericana reprimió una protesta, otra habla de más palestinos muertos y de un matrimonio anciano que peleó en Kosovo hasta la muerte. Otro cintillo recuerda que en Estados Unidos uno de cada cinco niños vive en la pobreza; capturan a un ugandés acusado de... Lautrec hace un gesto aburrido y aparece en el siguiente recuadro entre dos prostitutas y rodeado de botellas de bebida.

Una pareja de turistas en el Malecón habanero, celebra la belleza y el romanticismo del lugar. Dos negritos les observan diciendo: -Dos más que están arrancaos.

Arafat y Simón Pérez intercambian anillos de paz. En la otra mano ambos esconden una granada.

Una Estatua de la Libertad llena de mordidas, está rodeada de ratas que tiene puesto las siglas de FPI, DIA, CIA, NSA. Es la mayor alusión crítica a Estados Unidos en todos estos últimos números y pertenece a un sirio que participó en una bienal del humor en La Habana. A su lado está la de un ruso que dibujó un rostro con la boca cosida y la lengua saliendo por una de sus mejillas.

La pluma de René retrataba más bien lo cotidiano, Manuel chistes de la cama, Carlucho era más universal y sus dibujos, muy trabajados en lo simbólico, carecían de diálogo. Tommy enfocaba con más fruición la temática política. No obstante existen momentos en que todos hacen su aporte a esta problemática, sobre todo en etapas donde la situación internacional o interna requería de una intensa campaña ideologizante.

Entonces los dibujos reflejan momentos de diferentes etapas de la vida sociopolítica del país. Estas alegorías también aparecen en efemérides como las del 4 de abril, las campañas contra la deuda externa y sobre todo en los momentos álgidos del noventa cuando el socialismo estaba viviendo mundialmente la mayor crisis de su historia. Eran tiempos en que había que mostrar combatividad, y el colectivo del DDT no fue menos que nadie: Las tres tazas de caldo que aparecen en la mesa del Tío Sam identificadas con el dicho: "Al que no quiere caldo tres tazas: Mi Onda es la de David, 21 y Palante, Socialismo o Muerte"; el diálogo entre un capitalista y un obrero: -Pero ¿tu no querías capitalismo? Sí pero no tanto, bajen los precios; las anunciadas agresiones: "Una cosa piensa el gusano y otra el artillero" o la reacción ante lo que se denominó "Tele-agresión". No obstante algunos siempre se destacaron por la cantidad de sus aportes a este tema.

Pero a pesar de lo anterior aparecen luces de otras tonalidades, a veces bastante atrevidas haciendo notar que el DDT tenía algo de TNT:

¿Por qué está la mesa y el mantel tan sucios? Pregunta un comensal en el restaurante. El camarero, sucio y desgreñado, responde: -¿Usted no sabe, compañero, que hay un bloqueo?

Fue precisamente en los finales de los ochenta cuando aparecieron notas altas en el humor crítico de este semanario. Incluso es el único que hizo una caricatura del gobernante cubano en todos estos cuarenta años, cuando aparece en la portada del número 11 del 87. La firma del dibujo, además de ocurrente, es sugerente en su firma que atribuye la responsabilidad al Colectivo.

¿Por qué desapareció DDT? Nunca se ha dicho. Cuando se produjeron grandes recortes que afectaron a la prensa cubana, la publicación estuvo entre las que desaparecieron. Después volvió a salir de manera espaciada hasta hace cuatro años. La justificación de que sigue viviendo reducida a una de las últimas páginas del dominical no es consuelo. Quizás esta declaración, aparecida en una de sus salidas y firmada también por El Colectivo, sea la clave:

"Esta es una publicación de oposición: a la negligencia, al reunionismo, al despilfarro, al facilismo, a la burocracia, al mal gusto y a la falta de gusto que nos disgusta, al abuso de poder y la arbitrariedad, al mal servicio, a los esquemas, al temor absurdo a la crítica, al populachero, a la malversación, a la falta de respeto al pueblo, a la delincuencia y al marginalismo, al que está leyendo esto y no se siente de acuerdo, a los Salieri, a la falta de entusiasmo, al 'yo no cojo lucha mulato', a los conceptos anquilosados, al pequeño burgués way of life, a los problemas en los medios de difusión masiva, al que se contenta con un 'se acabó mijito, vuelve la semana que viene', a determinada prensa ineficaz y a las determinaciones de ciertos ineficaces en la prensa, al sociolismo, a los amigos de sus amigos, al machismo, a la falta de amor, al destrozo del idioma, a la prepotencia, a la falta de ejemplo de algunos padres, a las plantillas infladas y en general a todo lo mal hecho, hecho sin ganas o dejado de hacer. Lo expuesto aquí en el número 7 del 86 conforma todavía en el 2005 el programa de quienes siguen estando opuestos a la mayoría de estas situaciones y buscan cambiarlas para lograr una sociedad mejor. Ya saben, amiguetes, nos vemos el próximo mes".

Con esta despedida cerraban casi siempre cada edición. Una de ellas fue la última y sin saberlo quedamos esperando la inminente salida del número siguiente.  

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